La mujer glamurosa


Ayer mientras estaba en el salón de belleza entró una mujer de unos 30 años a comprar un fino y costoso producto. Algo pasada de kilos y exageradamente maquillada, vestía ropa de moda y de marca, llevaba un bolso grande de cuero fino y calzaba zapatos de tacón alto.

Cuando se retiró una de las clientas del salón se rió y dijo: “¡esa mujer es muy glamurosa!”, pero otra la corrigió: “¿glamurosa?...emperifollada que es distinto”.
La segunda tenía la razón porque glamour es elegancia y sofisticación, y para lograrlo no necesariamente hay que lucir como la dama de esta historia.

En efecto amiga mía, es una equivocación pensar que ser elegantes es ponerse vestidos, joyas y accesorios de marcas famosas, hacerse peinados complicados, usar colores llamativos en la ropa y en el maquillaje, aceptar el último grito de la moda y llenar el guardarropa de vestidos que no nos lucen.

Claro que una silueta perfecta es fundamental para lucir glamurosa aunque hay mujeres que sin ser agraciadas físicamente lucen elegantes y llaman la atención, mientras que otras muy bellas pasan inadvertidas o son motivo de burla .

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