La mujer encinta no requiere más alimentos que la que no lo está, pero cualitativamente debe nutrirse de manera adecuada. Un régimen alimenticio ideal debe estar balanceado así: 15% de proteínas, igual a 100 gramos y 410 calorías; 25% de grasas, igual a 70 gramos y 700 de calorías; y 60% de azúcares, igual a 400 gramos y 1.460 calorías.
Los 100 gramos de proteínas se pueden obtener con 400 gramos de carne de conejo, o 500 gramos de carne magra de ternera, o 300 gramos de atún de aceite, o 400 gramos de lentejas.
En la gravidez suele presentarse un aumento en el consumo de hierro, el cual abunda en los huevos, el pavo, las ostras y los pescados en general, la cebada, las habichuelas, las espinacas, los albaricoques, los higos, las uvas y las ciruelas.
Durante el proceso evolutivo es importante consumir alimentos ricos en yodo como los pescados de mar, los espárragos, las habichuelas, las zanahorias, y el aceite de hígado de bacalao.
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