Nadar es quizá el ejercicio más apropiado para el funcionamiento normal del corazón y la tonificación de los músculos.
Sin embargo es conveniente secarse y cambiarse el vestido de baño por ropa seca inmediatamente después de salir de la piscina, el río o el mar, pues lo más probable es que se produzca una indeseable erupción en la ingle, la cual se conoce como intertrigo, que es muy frecuente en los nadadores debido al exceso de humedad.
Es posible que después de un baño de mar aparezcan manchas rojas en diversas partes del cuerpo. Se les conoce como prurito y la picazón que produce puede ser controlada aplicando loción de calamina después de lavar la zona afectada.
Y cuando se trate de baños en piscinas públicas, el cuidado debe ser mayor por la cantidad de cloro que concentra y porque a ellas acuden personas que pueden padecer afecciones cutáneas contagiosas.
Por esa razón lo más recomendable es ducharse antes y después de ir al mar o a la piscina, y no quedarse con el vestido de baño mojado para pasearse por entre el público o broncearse.
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